viernes, 18 de marzo de 2011

Lineas de vida


Siempre he creído que uno mismo debe ser el que construya su vida, y que mano a mano vaya poniendo sus propios ladrillos. Esperar a que otros lo hagan sería de ilusos.

Tus manos duras y asperas siempre han sido el mejor de los ejemplos.

Literalmente, has construido tu vida con tus propias manos.Te admiro, ojalá supieras cuanto.

Pero ahora lo entiendo de verdad. No solo has puesto ladrillos en ti mismo, en todo momento, con esas manos, abriste caminos para todos nostros.

Y sin embargo la vida se atreve a dejarte sin fuerzas. ¿Ahora, qué?

Seguiré tu ejemplo y no lo haré solo para mi mismo. Al final de mi camino, quiero unas manos rudas, secas, y asperas. Ya no me importa gastarme por fuera, que la piel al curtirse pierda su tacto.

La certeza de la calidez será mucho más clara así, que tocando el  mundo con unas suaves manos congeladas.



Fotogtafía: Hard Work Dont Wash off by gutterface

viernes, 11 de marzo de 2011

La cuerda y el paraguas


Hoy elijo ser funambulista. 

Recojo mis bártulos y me monto en el coche, enciendo la radio. La antena siempre funcionando. Una vez más, yo y la carretera, y nadie más, alejándolos del resto de habitantes de la Tierra.

Dejo atrás curvas incesantes, rectas tranquilas, agotadoras cuestas arriba y cómodas cuestas abajo. Dejo atrás alegres campos, oscuros bosques, complejas montañas e inalcanzables horizontes marítimos.

Llego a creerme que lo dejo atrás todo. (Hasta me puedo creer que soy un iluso)

Atravieso mi propio desierto, y me pongo las gafas de sol, no tanto por la claridad, que nunca me ha molestado, sino por las pequeñas y molestas arenas.

Paro el coche y me bajo. Los zapatos crujen a su contacto con el suelo.

 El precipicio. Allí está la cuerda, colgando de un lado al otro del que algún día debió ser el cauce de un gran río. Me acerco con miedo al borde, pues tengo vértigo.

Hoy haré el número del paraguas. Con un poco de mala suerte, una ráfaga de viento me convertirá en una suerte de Mary Poppins precipitado (pues por algo le llaman precipicios)

Respiro hondo y piso la cuerda con el pie derecho. Sin mirar abajo.

Vuelvo a coger aire y me río. Como buen amante de mis propios circos, tuvo que pasar por mi mente  ‘el más difícil todavía’. 

El sol brilla a lo alto y no se escucha absolutamente nada. Algunos remolinos de aire me susurran en los oídos. ‘’ ¿Más difícil todavía?’’

Vuelvo a la mochila y saco un paño rojo. Colocándome frente a la cuerda que atraviesa el barranco,  me lo ato alrededor de los ojos. La carpa de mi circo construye un universo bermellón.

Tanteo con los pies y busco la cuerda. Doy el primer paso.

Y allí voy, yo solo, dejando al mundo detrás, buscando mis propios barrancos, atravesando cuerdas con paraguas, y vendándome los ojos. ¿Sabéis como acaba la historia?


martes, 8 de marzo de 2011

Teléfonos taquicardicos y gritos submarinos



Y el teléfono suena… 

Jamás me levantaré a  cogerlo, porque hay otros que pueden hacerlo por mí. Acaba ese timbre chirriante, y empieza la tranquila batalla de las voces. Se me encoje el corazón, se silencia la cabeza. Escucho. Deduzco lo que se dice al otro lado de la línea al oír lo que se dice a este.
  1. Falsa alarma.
  2. Falsa alarma.
  3. Falsa alarma.
Alarma… alarma… alarma.

No sé si es peor estar alerta que la propia alerta en sí. Lo único que se, es que nunca me han gustado los teléfonos. Hoy no va a ser menos.

Y otra vez, vuelve a sonar. Como un juez chillón.

Los tiraría todos al mar. Pero no.