lunes, 21 de noviembre de 2011

La repetición del luto de la Berenguela.

Los dias empiezan por los pies...

Si hoy tenían una certeza los míos, es que terminaría escribiendo por aqui. Que menos, a 21 de Noviembre, a semanas y semanas de la última entrada, a horas del cambio político del país... Me había incluso planteado la posibilidad de una entrada que saliera de mi ensimismamiento reflexivo habitual, que no va más allá de mis narices, a hacer un análisis político que tampoco iría más allá de querido apendice nasal. Porque si en política nadie ve más allá de su propia opinión, en lo que a opiniones sobre uno mismo se refiere, cada uno se mete dentro de su estómago...

Y asi comencé, vistiendome de luto por la inerme causa de protestar ante nuestro nuevo absolutismo derechista, y en afán de hacerlo toda la semana. Un gesto de pequeña revolución de nada; muy acorde a un día que amaneció tan gris como mi ánimo para con el país. Después clase y sus cosas. Comer, cocinar agusto. Nimiedades.

Mucha eficiencia. Mi conciencia a gusto conmigo mismo por pasarme 3 horas de lo más productivas en la biblioteca. Mi cuerpo a gusto por una horita nadando en la piscina yendo a ningún sitio. Mi estómago a gusto con una buena cena. Mi cabeza a gusto por evadirme viendo una buena película de cineuropa, Ping Pong, que de paso, deja a mi bolsillo a gusto por ser gratis.

Y bajando las escaleras del centro social novacaixagalicia, mis dedos llamaban una vez más, escribe sobre la película, escribe sobre la política, escribe sobre los comentarios absurdos de la gente cuando sale del cine.

Salgo a la plaza de Cervantes. Zona vieja, media noche. Me abrocho bien la cazadora, 9ºC. Me pongo la capucha. Veo sombras aqui y allá en la calle del Preguntoiro, completamente desierta. Escribe tu propia historia satírico tétrica -me digo- en la que en tu santiaguismo santiagues de paseante cascoantigüense te aplasta la berenguela, ahora en obras...

Tomo rumbo por el preguntoiro, y decido callarme la sesera. Música, evidentemente, que me deja en blanco. En mi afan solitario, pues hasta aquí todo lo narrado a sido solo, ya me lanzo previsible. Erik Satie, Gnossiene nº1. Y empieza ese piano. Mis pies empiezan el día...

Cambio de rumbo hacia Entrealtares, Rua da Conga, Rua do Vilar... esa lluvia que es soportable, me miro a los pies con la ironía de que ellos deciden. Me encuentro por quinto año consecutivo a las piedras centenarias de la zona vieja, transformadas en el espejo de la media noche y las medias lluvias, ese donde me veo yo, sin política, sin piscina, sin estudios... ese en el que me veo yo solo. Es otro año. Otro solo. Disfruto de mi soledad, demi reflejo, y lo paladeo con cada tecla de piano. Pero ya son cinco años, ya me conozco la historia, la sensación, el razocinio luchando contra la magia. Lo disfruto pero se que lo disfruto, y asi, medio se estropea.

Toural, Franco, Porta Facheira... Se acaba la zona vieja pero la música sigue; que artificial es darle al replay. Que mentira poderse mentir porque nadie más lo ve. Huelo el frío pero estoy agusto, paladeando. Tarareando. Alfredo Brañas y casi nadie en las calles. 12:18. Me cruzo a un transeunte perdido, me pide fuego, no tengo, a penas respondo, no lo cortes, no te metas.  Vuelvo a tí Satíe, y en tres segundo como te echaba de menos. La lluvia cayendo, y yo de pronto caminando despacio, consciente de cada uno, de todos mis movimientos. Si, eso tambien lo conozco. Busco las llaves, despacio. Las muevo, las hago chocar, tintinean. Mi propia Berenguela de pueblo llano. De ermitaño. Se abre el portal, las escaleras tocan los últimos acordes de piano. El portal se cierra del golpe con su pum! Ya no llueve, ni caen lágrimas, y el luto, de algún modo, empieza a tener sentido.

Imagen: Facha syr de la Catedral de santiago - Elentir http://www.flickr.com/photos/elentir/4298825962/