domingo, 8 de agosto de 2010

Lluvias lunáticas.


''Una vez más, me habia enamorado como un lunático, pero la cobardía me devolvió la cordura (si no fue al revés)''


Como otras tantas veces que la lluvia me retenía en casa, pegado a la ventana, leía las hojas, de forma azarosa, de la libreta cuadriculada en la que a modo de diario, agenda y quien sabe que más, escribo cualquier cosa, cuando me viene en gana.

Entre eso y las vistas a la calle, ocupo una media hora o una completa a lo sumo, hasta que mis ojos se cruzan con un transeunte o una frase que me hace reaccionar, o me ensimismo en mi propia realidad, en la que es dificil saber si llueve o no.

Es una lluvia de primeros de Octubre y aun no se atreve a hacer demasiada presencia el frio del invierno. Pienso, entonces, que es el momento perfecto para limpiarme la rutina, renovarme gota a gota y respirar de verdad, sin coger una pulmonía. Es decir, de calarme hasta los huesos porque sí.

Hasta que me freno a mi mismo. ''Quieto hombre...'' Me digo. ''Realmente no lo harás, pondrás una mueca que roza la sonrisa, sí, pero seguirás ahí, sentado. Quieto.'' Pero esa mueca-sonrisa se inercambia por una de rabia e impotencia. ''¿Ni soñar puedo ya?'' Ofendido, pego mi cara a la ventana y me agarro al alfeizar con mucha fuerza, como tratando, aunque sea por venganza, de convencerme para bajar.

Entonces los enfoques cambian, y la lluvia que se desliza por el cristal pasa al primer plano. Una pequeña y brillante gota deforma todo a través de su diminuto cuerpo, que, valientemente, se desliza vidrio abajo. La sigo, admirado por su osadia. Desciende, crece, desciende, crece. Cuanto más se atreve a descender, más crece, y más rápida es su osada marcha. La caida hacia la calle.
''Si esque hasta una diminuta gota...''

Y un sentimiento de tragedia corta el pensamiento. Justo antes de perderse más allá de la ventana, en la perspectiva de la gota frente a la calle, esta baja como un pequeño torrente. O no tan pequeño. Mi corazón se agita ante tan irónico suceso.

''¡Esa chica va a ser aplastada por la gota gigante!''

Terror que pronto evoluciona a un menos surrealista temor.

''La pobre se va a empapar con la gota gigante''

Y que finalmente desemboca en una simple y realista verdad.

''Por suerte ella es ajena a mi estupidez.''

Pasado el susto, lejos de cesar mis palpitaciones, estas crecen mientras observo a la joven; al mismo tiempo, mis ojos se van abriendo como platos. Paelleras, incluso.

Indiferente al resto del mundo, que se resume en un pequeño riachuelo de paraguas generalmente negros, o de gente corriendo y refugiandose en portales, ella permanece en medio de la acera, sin avanzar. Poco a poco, va acuclillándose, dando la sensación de que fuera una niña pequeña, desprotegida, que no puede aguantar más y se va a orinar.

Se que el corazón no palpit por vulgaridades (pues ella es adulta) y pronto lo confirmo al ver como comienza a desatarse los zapatos, de charol negro, que parecen sacados de otro tiempo. Al tener que hacer fuerza para sacarlos, se sienta en el suelo mojado, y tras dos fuertes empujones,
descubre al mundo dos calcetines rojos, que iluminan lo gris del día.

Finalmente, se recuesta sobre la acera y sus labios se encienden, como su sonrisa, y su cara, tan llena de vida. Abre, cada vez más, los ojos, dando la sensación de que poco a poco el tiempo se detiene. De pronto puedo pensar.

''¿Bajarás?''

La lluvia cae a cámara lenta.

''¿Junto a ella?''

Su sonrisa se congela y el rio de paraguas, casi negro, queda suspendido mientras, desde alguna ventana, una señora de bata verde y rulos rojos tiene el dedo paralizado sobre el botón de PAUSE de un mando con pocas pilas.

''¿A la lluvia?''

Busco entonces, de reojo, la libreta, pero no la veo. Cuando me doy cuenta, un FAST FORWARD empuja con violencia a la lluvia, convierte el rio de paraguas en un torrente y la levanta a ella, haciendo que se mezcle entre la multitud, empapada, bajo un paraguas rojo.

''Correr ahora sería tan inútil como haber dudado hace un instante''

Vuelvo a mirar de reojo a la libreta. Por suesto, ahora si que está. Abro una pagina en blanco, al azar, y escribo:

''Una vez más, me habia enamorado como un lunático, pero la cobardía me devolvió la cordura (o viceversa)'' Octubre de 2010.



Imagen: Red umbrella de january77

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