domingo, 10 de octubre de 2010

Tan absurdo como un cerrojo sin puerta, una puerta sin nada que cerrar


El único hombre libre es aquel que rompe las cadenas de los prejuicios.

Pero el hombre libre sin espíritu crítico vaga perdido en la imensidad de la libertad.

Entonces el hombre se confunde, y mezcla lo crítico con los prejuicios, y es cuando encuentra lo que cree un rumbo, en realidad solo forma el área conocida por la que le permite deambular su cadena.

Tenemos que hacernos pequeños para poder vernos grandes.

Y nunca lo olvidemos, jamás seremos nosotros mismos solamente con nosotros mismos… Pero por ahora, cito a un amigo;

- Yo nunca fui lo que soy, con nadie.

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