jueves, 17 de abril de 2014

Cielo, tejados, lengua, saliva y chimeneas.



Es una mezcla de todos los tejados, cielos y chimeneas que ha visto.



Así lo definieron una vez.

Abre la carpeta, y guarda otro tejado, con otro cielo, con otra chimenea. Carpetas: eso es el cerebro. No cree en la metáfora del ordenador que propuso Black en 1961, ni que lo mineral e inerte pueda llegar al alcance de lo orgánico. Lo que sabe es que su cerebro hace un tête à tête con el mundo que se manifiesta en forma de carpetas, de cajones, de cajas. Se van formando compartimentos que él, como cualquiera, puede elegir mantener en forma de idea o en forma física:

- Tejados: Guarda tejados y cielos, que es su nueva obsesión. Después se olvida.
- Ciudades: Dibuja ciudades con distintas perspectivas, en báse a  la sociedad y cultura que las moldea, las hipertrofia, las caricaturiza y les da cara a sus verdaderos skylines. Después se olvida.
- Personas, convierte a una mujer en exprimidor y espera paciente a que llegue el día en que a otra se le salgan las neuronas y el mundo las convierta en luces de navidad. Las neuronas sueltas dan asquete: mujeres y estereotipos. Después se olvida.
- Carreteras, ríos, vías del tren, raíces, puentes, y la eterna lucha por hacerse paso. Despues se olvida.
- Su vida: Trata de escribir todo lo que ocurre en las buenas épocas o en los buenos días. O en los malos. Después también se olvida. Esta especialmente es la que menos interés tiene en volver a revisar. Está sesgada.
- Canciones: Acumula, reune, y trata de relacionar por algún criterio extraño (colores) la música que despierta la sinestesia adecuada. Aquí no se olvida demasiado (y quizá por eso le importa menos).
- Sed de conocimiento, inutilidad humana que, sin servirle para nada le gusta recordar: La relación entre Fernando el Católico, el nudo Gordiano y Alejandro Magno. La existencia de un Paris en Texas desde el que Natasha Kinski puede plantearse visitar la formación de tipo fiordo más al sur de Europa na Serra de Xurés.
- Su basurilla: Un collage de mapas de ciudades, tickets de transportes, hojas desecadas, cartones publicitarios, que anduvieron con él de aqui para allí.
- Libros. No vuelve a releer nada nunca, pero meticulosamente marca las páginas que llevan el fenómeno de la identificación del lector a su máximo goce. Después, evidentemente, se olvida.

Una forma tangible de sí mismo, sin orden establecido, sin razón específica, sin definición precisa.

Soy-un-ser-vivo. Dice la lengua húmeda en contacto con los dientes. Entra el sol por la ventana, la cortina está anudada y el sonido de una moto de gran cilindrada se aleja por la nacional VI. ¿A dónde irás?

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