domingo, 7 de marzo de 2010

Bellas ratas de ciudad


Otro día más, cansado, preocupado, carcomido, camino cabizbajo, y no me extraña, tantos pensamientos, tantas ideas y tantos posibles futuros que nunca ocurrirán son demasiado peso para mi cuello. ‘’¿Soy ya un adulto más de ese gran mar monocromático? Sin duda adulto, pero me niego a perderme del todo’’. Levanto la cabeza y sonrío ante una nube-pez que ha mordido el anzuelo de una nube-seda hecha por el motor de un avión. ‘’Hasta las nubes son atrapadas por los hombres, ya no respetamos ningún tipo de libertad. ’’

Bajando la vista tropiezo con él. ‘’Válgame, eso sí es saber mirar. ’’ Ojos como platos abarcándolo todo hasta el cercano horizonte urbano, como si fuese el último día en la tierra y quisiese una fotografía mental de cada calle, de cada escena. Al más mínimo detalle.

‘’Sonríe, pequeño, sonríe. Hazlo ahora, que vas en lo alto, sobre lo que crees un tronco grande, fuerte, paternal. El árbol orgulloso cuyas ramas te enseñan al mundo. Sujétate a sus hombros y cómete el presente que observas, que es tuyo y de nadie más, porque nadie más lo sabe mirar sin cegarse en querer ver más allá.’’

‘’Mirala a ella, la bella flor que te acaricia con sus pétalos, que te alimenta por las noches, las mañanas, las tardes. Que aparece casi antes de que el miedo inocente invada tus entrañas cuando un ruido surca la noche. Recuerda niño, recuerda y fotografíala, porque eres tu quien la hace tan bella’’

‘’Absorve tu entorno con tus grandes ojos-plato, alegres. Son el cristal que sigue el vuelo de lo pajaros y ansioso, curioso, corre a ver las nubes, que suben hasta el cielo, que prestos saltan entre carcajadas a la pareja de ancianos, el barbudo, como un santa Claus que todavía no recuerdas, y ella, bella como mamá, pero encogidita y con frío.’’

‘’Le diré a tus ojos-plato, mi pequeño, que lo fotografíe todo bien, y que lo haga siempre en el presente. Cada vez que piensas en el futuro, adelantarás tu propia muerte dejando de mirar lo que te regalan los instantes. Serás un poco más adulto, menos niño. Asique hazlo, fotografía, sonríe, se curioso, lucha como yo intento ahora casi en vano. En vano porque trato de adelantarme al futuro, y lucho por no matarme en la paradoja del asesinarme un poquito cada día. ’’

‘’Aferrate al tronco que eleva tus horizontes. A tus ramas paternales, tan fuertes hoy. Sujétate antes de que acaben de marchitarse y apenas puedan sostenerse a sí mismas. Antes de que el peso de las facturas, las hipotecas, y tu propio futuro (Pues el síntoma más grave de los adultos ya no es ver su futuro, sino el de los demás) envenenen las fuerzas, esperanzas e ilusiones que a todo hombre le devuelve una nueva vida. Agárrate fuerte, porque dentro de la corteza, unas células infantes se enfadaron, y se multiplican con un tic tac de bomba de relojería. ’’

‘’No te molestes en regar la bella flor que es tu madre, pues se marchitará igual, también se marchará. Primero dejará de alimentarte cuando tú quieras y después acudirá con menos frecuencias a tus miedos, que llegarán a instaurarse. Puede que incluso con el tiempo, solo acuda los fines de semana, o cuando el juez disponga, porque el árbol marchito un día dejará de emocionarla.’’

‘’Disfruta ahora de esos pájaros alegres. Los adultos los llamamos ratas de ciudad. Pero sonríeles hoy y sígueles con tus manos, como para atraparlos. Cualquier ave significa libertad, pero para nosotros solo transmiten enfermedades y, para colmo, estropean la pintura del coche, el que jamás acabamos de pagar. Maravíllate con la textura espumosa del humo de las chimeneas, esa que causa un cosquilleo mental con solo imaginarte su tacto. Más adelante no querrás ni verlo. Te irritarán los ojos y serán las culpables de un mundo cada vez más gris, más feo. Menos que ver para las tristes miradas de los futuros niños grises.

Y fíjate, clava en tu corazón la belleza de la senectud, porque ahora huimos de ella como del diablo. Enamórate de esos pobres ancianos hoy. Porque cuando los miras ves su juventud. Yo en el ya veo artrosis, y a ella apenas la veo, entre la silla de ruedas y las mantas. Esta noche durmieron en un portal bastante abrigado. Pero eso es pasado, y tú tampoco lo conoces todavía. ¡Ojalá tardes!

Sonríele al mundo pequeño, demuéstrale que no hay más que presente. Y mírame por dios, mírame con esos ojos-plato, que quiero volver a ser niño un instante, pues mientras no lo haces, ya me invento tu pasado y destrozo tu futuro. Pues, pequeño, a mí nadie me advirtió que cualquier día podría convertirme en otro adulto


Image by Ashengrayskies: Through the eyes of innocence

No hay comentarios:

Publicar un comentario