sábado, 7 de mayo de 2011

La relatividad de las palomas

Santiago de Compostela, 7:44 de la tarde, dos palomas se posan sobre el tendido eléctrico, encima de una terraza al lado de la casa de la Troya, en la zona vieja. El lugar, la hora, los personajes, podrían haber sido cualquiera, las especies, sin duda, tendrían que ser las mismas. Al menos una de ellas.


-      Argh... Es que no las puedo soportar.
-          Bueno, bueno... no será para tanto.
-          Es que me dan un asco.
-          A mí mientras no me toquen...
-          Ya, pero no es solo eso. Están por todas partes, son una plaga. Que si en los parques, en las iglesias, en las calles, en las plazas... Peleándose por cualquier migaja de pan, atraídas por metales brillantes. Miralas... Revoloteando de aquí para allá, sin parar, con esos andares...
-          Yo creo que es manía tuya. Son unas criaturas más. Si están por todas partes, será porque le han ganado la carrera a la evolución.
-          Bah... ¿Evolución, le llamas tú a eso evolución? Fíjate; unas todas emperifolladas, con el pecho hinchado y el caminar severo, y sin embargo otras, en cualquier esquina de la calle, sucia, apagada, luciendo penurias y muñones para despertar lástima y sacarse una migaja.
-          Bueno, eso también nos pasa a nosotras, cual más cual menos.
-          Ya... ya. ¿Y qué me dices de lo que ensucian? Lo manchan todo. La calle, el suelo, los parques... ¡Y los coches, que me dices de los coches! ¡Qué horror! Cualquier día nos ahogaremos en sus desperdicios.
-          Y dale... Eso como todo en la vida, hay de todo. No vamos a generalizar.
-          ¿Generalizar? ¿Quiénes están más generalizadas que ellas? Aglutinadas no solo en su suciedad... Son nidos de enfermedades. Las que están mal, las recluyen, las juntan y si alguna se recupera, lo hace para seguir contagiando a las siguientes. Infecciones, parásitos, virus, bacterias... lo llevan todo en su piel, en su cuerpo y en sus excrementos. Es parte de ellas.
-          Bueno... nosotros también tenemos lo nuestro.
-          Si... ¿Pero las perseguimos? ¿Las perseguimos? ¡Había que acabar con ellas!
-          Tranquila...
-          Es que... tú aun no has visto nada. Eres muy joven... Todavía no sabes de lo que son capaces las personas.

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